El sello EcoVadis Gold, una señal que demuestra a los clientes que nos tomamos en serio la responsabilidad en las áreas del medio ambiente, derechos humanos y laborales, ética y abastecimiento sostenible en la fabricación de productos cosméticos. Es un orgullo para nosotros que, tras un análisis independiente de expertos en procedimientos, la documentación y los sistemas de gestión de nuestra empresa, hayamos cumplido las normas estrictas de EcoVadis para las empresas sostenibles del futuro.

En el verano del 2011, Faber-Castell celebró sus 250 años de aniversario, para ese momento pertenecía a una familia de 8 generaciones y hoy en día a la novena generación. Durante todos estos años, la empresa ha experimentado realmente, -e incluso ha hecho- historia y siempre ha confiado en el principio básico “hacer cosas ordinarias extraordinariamente bien”.

En 2001, el Conde Faber-Castell creó la Fundación Fondo para la Infancia Graf von Faber-Castell. Una fundación benéfica dedicada a niños, que apoya las actividades de varios proyectos de ayuda humanitaria a la infancia, sobre todo en países como Brasil, Perú, India e Indonesia.

En 2000, hemos definido la Carta Social Faber Castell, un compromiso para garantizar unas condiciones de empleo y de trabajo justas en todas nuestras sedes del mundo. Tanto en Alemania como en Brasil o en Estados Unidos, todos nos guiamos por una norma universal de igualdad, de justicia social y económica.

Estamos comprometidos a minimizar nuestra huella ecológica. En 1999, el Grupo Faber-Castell inició el proyecto de reforestación en Prata, Brasil. Desde entonces, se han restaurado más de diez mil acres de bosque que sustentan más de seiscientas especies animales y absorben 900 000 toneladas de dióxido de carbono.

En el año 1978 se fundó Faber-Castell Cosmetics, y se empezó a producir lápices de madera para la industria cosmética. Desde entonces, la empresa se ha centrado firmemente en la expansión internacional, en el desarrollo sostenible y en la responsabilidad social.

En el año 1978 se fundó Faber-Castell Cosmetics, y se empezó a producir lápices de madera para la industria cosmética. Desde entonces, la empresa se ha centrado firmemente en la expansión internacional, en el desarrollo sostenible y en la responsabilidad social.